lunes, 13 de agosto de 2007

TRES FRONTERAS

Reinaldo tiene cincuenta y cinco, contador (contable) y abogado ocupa un puesto importante dentro de una empresa, pero no está a gusto con su situación y se ha planteado salir de la misma, "lo hago por mi y por la empresa", como si a las empresas le preocupase mucho los problemas morales que no tengan que ver con su cuenta de resultados. Se ha decidido, deja la empresa y colaborará con ella de manera externa. También piensa montar una escuela de restauración, tiene varios proyectos, y eso que sabe que a esta edad el camino natural es el paro "A esta edad ya solo puedes ser cesante, no hay laburo, nadie contrata con esta edad y con la situación que hay en Argentina, con 500.000 universitarios sin encontrar trabajo. Mi familia no lo ve claro, pero me apoya". Su mujer, cabello negro y cadera ancha es de orgullosa ascendencia vasca, evidentemente no lo ve claro pero también es evidente que le apoya con una sonrisa silenciosa. Están de vacaciones por el norte, les acompañan sus dos hijas menores de veinticuatro y dieciséis, son hermosas y con unos ojos para enamorarse, no parecen muy afectadas por las dudas del padre. Él se queja de que en su familia todo son mujeres, hasta "Mi nieta es mujer, solo ves bombachas por la casa". La nieta tiene dos años, "Es preciosa y muy lista. Ya habla muy bien pero aún lleva pañales", les digo que es normal que a esa edad aún lleve, pero ellos insisten, con el precio que tienen los pañales debería aprender a controlar. Discuto con él sobre quien es la niña más guapa, si su nieta o mi sobrina, después llegamos al acuerdo de que la suya es la más hermosa del hemisferio sur y la mía del norte. Me invitan a un mate, es de noche y el paisaje nocturno de las tres fronteras impresiona. Doy un sorbo. Es amargo, intento apreciar el sabor, no es desagradable. Le devuelvo la calabaza a Valeria la hija mayor que es la que lo ceba, está bueno, se ríen, "No, te lo has de acabar, si no me das tu suerte", y se ríen, ah! lo siento, me lo acabo y se lo vuelvo a dar, gracias, "no se dan las gracias, eso significa que no quieres más", abrumadado por la complejidad del ritual seguimos tomando mate. "La mediana cuando cumplió los 15 le pregunté que prefería si un viaje por Europa o una fiesta. En una fiesta te puedes gastar 2000 o 3000 pesos, es como una boda pero sin novio". Ella se pone un vestido blanco y va acompañada con el padre. Los niños comen diferente que en una boda pero es igual de caro. "Es como un rito de iniciación, ahora se ha vuelto a poner de moda. Va a épocas". Les cuento que nosotros en España también tenemos ritos de iniciación. El de los varones es torear un toro y matarlo, si no no conseguimos el pasaporte ni podemos abrir una cuenta corriente.

No hay comentarios: