martes, 21 de agosto de 2007

PORTEÑAS

Mariana tiene 29 años. Es buena gente, bajita y con tendencia a que le crezcan las carnes. A pesar de su juventud trabaja desde hace años en el mundo del periodismo y tiene un amplio y competente currículo: periodista, editora de una revista musical de internet, da clases de diseño en la facultad, traduce y escribe libros infantiles de encargo, amén de cosas que caen sueltas. Cuando empiezas a estudiar ya te buscas la vida, así que cuando te recibes ya tienes 4 o 5 años de experiencia. Define a los argentinos como ambiciosa y preparada si en España dejas entrar a un argentino, en 6 meses es tu jefe. Al igual que otros trabaja en varios proyectos y ha vuelto a la facultad para tener otra titulación como no sabes si te quedarás sin trabajo no dices que no a otros laburos. Cuando vino el corralito se acabó todo, deje de utilizar maquillaje Revlon. Un día en el trabajo me dijeron que olía muy bien y era que me había equivocado y me había puesto colonia de la buena. Quería llorar. La guardaba para ocasiones especiales. ¿Sabes que significó la crisis? Que nos limpiamos el culo con papel que rasca, se lo decía a un amigo que vive en Europa. Ahora el culo nos rasca, comprobamos papel higiénico bueno y durante mucho tiempo buscamos el más barato. Y el que tenía más metros. Su amiga Natalia asiente. Estaba en Europa a principios de ese año, y en Venecia me compré un panchito (franfurkt) me costó mas caro que ir a cenar a Puerto Madero, y encima una paloma quería que le diese un cachito, unas miguitas ¿Cómo le voy a dar a ese pajarito un trozo de panchito que me ha costado una fortuna? Mariana sonríe: al año volví a comprar maquillaje Revlon, hay que seguir viviendo.

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