lunes, 14 de abril de 2008

POCAS PALABRAS

Don Claudio es un boliviano andino, con la cara quemada por el altiplano, de edad indefinida, enjuto, cetrino, más bien bajo y le falta un incisivo.
Habla poco, lo que no suele ser habitual para su profesión: guía.
Le preguntó encuriosido
¿Cómo se llama esa gaviota?
-Gaviota
¿Y ese cactus?
-Cactus
-¿Qué es aquello? (algo parecido a un gorrión)
-Pájaro
-¿Tiene algún nombre?
-Sí, pájaro
Ah!
Como le debe parecer que la respuesta no es la adecuada la amplia.
-Pájaro de viento
Cuando se estropea el coche Don Claudio baja, se pone su mono sucio y se pone a trabajar. Parecería que incluso contento. Es en las pocas ocasiones en las que no le atosigo con preguntas.

domingo, 13 de abril de 2008

EL CRISTAL CON QUE LO MIRAS

Es alto, atlético y rasgos con personalidad. Su mayor atractivo, diría yo, son sus ojos claros que utiliza para seducir o para amedentrar. Hasta ahora ha jugado con la ambivalencia, siguiendo la analogía de Peter Ustinov en Espartaco le gustan los caracoles y las ostras. Sus gustos son tan discretos que en anterior trabajo se lió con su jefa directa. A pesar de llevarlo en secreto los compañeros lo sabían y lo tenían como modelo de supermacho. Eso le permitia, en el vestuario, tocar algún culo o alguna espalda sin que nadie sospechara nada. Pero ahora es diferente. Le ha conocido. Está enamorado. Llega casi con la lengua fuera.
-Lo siento, - se disculpa- me han robado la moto.
-Joder. ¿Cómo ha sido?
-Me dejé las llaves puestas.
-Vaya putada. Pero no pareces muy enfadado.
-¿Qué quieres? Amo y deseo a Albert y soy correspondido. Acabo de montar mi propia empresa y no voy mal de dinero. Tengo salud. ¿Qué más puedo pedir? Que le aproveche al ladrón.