jueves, 5 de noviembre de 2009

EN EL HOSPITAL

La recepcionista del hospital indica a la mujer que está delante del mostrador que ya está resuelto el problema. Que le da fecha para la próxima visita en diciembre. La mujer, de unos 40 años, se queja:
-Eso es muy tarde, nos dijeron que atenderían a mi madre antes.
-Ya le he comentado a su madre que esta es la fecha más cercana que podemos darle.
-¿Cuando se lo han dicho a mi madre?
-Hace un momento, acaba de bajar por las escaleras.
-Ya me gustaría -dice la mujer- pero mi madre va en silla de ruedas.

jueves, 17 de septiembre de 2009

LA OREJA NO ENGAÑA

-Desde que tengo los cuarenta me fijo en las orejas. Lo veo, solo miro las orejas. Uno puede operarse las tetas o ponerse botox... pero las orejas es el síntoma del envejecimiento. Caen, no es lo mismo una oreja de 20 que de 40. Se caen, las llevan colgando. La de los pendientes es horrible, en vez de agujeros tienen lineas verticales. ¡Quiero una crema para las orejas!

PS
Escrito de contestación al post:

Estimado Sr. Hilario;
Espero que al recibo de estas letras usted y su familia se encuentren buenamente.
Me complace infinitamente tener constancia de que mis humildes ideas le inspiren a la hora de expresarse literariamente.
Acabo de leer su texto (Las orejas no engañan) y algo ha sublevado mi espíritu. Es por ello, y sin acritud se lo digo, que quiero exponerle mi opinión. En un tema tan importante como el envejecimiento orejil, creo que usted ha frivolizado en demasía, sin profundizar en los detalles ni en la importancia que conlleva. Así que, siendo conciente de mis limitaciones expresivas, le expongo las puntualizaciones de contenido y la corrección de estilo que este texto necesita para tratar el tema en su justo punto. Cambiaría el texto que va en fosforito por mi explicación, algo más científica y contrastada.
A la espera de sus noticias, aprovecho para saludarle atentamente.
¡Que Dios les bendiga a usted y a los suyos! (Qui diu Dios pot dir el del gordo de la Lotería o la pitonisa Lola…).

Marilóbulo


Corrección de estilo: Las orejas no engañan

Desde que tengo los cuarenta me fijo en las orejas. Hace unos dos o tres años empecé a fijarme en las orejas de las personas, con el paso del tiempo fui profundizando en mis observaciones, cada vez más detalladas, y ahora que he llegado a los cuarenta ya puedo distinguir claramente entre más de cincuenta tipos de orejas –por edad, sexo y forma–: respingonas, flácidas, pitiminis arrugadas, cratéricas, peludas arbitrarias, peludas ordenadas, cartilaginosas, de lóbulo inflado, de glóbulo chupado, de capas superpuestas, gachas, con superestratos, etc. Lo veo, solo miro las orejas. Sí, quizá con la crisis de los cuarenta, miro menos a los ojos de la gente y más a sus orejas.
Uno puede operarse las tetas o ponerse botox... Con todo el despliegue de medios que el avance tecnológico ha podido desarrollar, hoy en día hay muchísimas formas de combatir el envejecimiento, desde el simple bótox o el lifting facial pasando por todo tipo de siliconas hasta los transplantes mismamente dichos. Podemos recomponernos de cabo a rabo, tener esa mirada, ese cuerpo, esa boca, esta nariz, esa lo que quieras veinteañeras; pero, cuidado, las orejas no engañan: son precisas, implacables, y dicen la edad exacta de quien las expone libremente (privilegiados aquellos que pueden lucir una buena melena –o peluca– para protegerlas de la visión externa), es el síntoma del envejecimiento. Algunas caen, otras se inflan, no es lo mismo una oreja de 20 que una de 40. Se caen, las llevan colgando. La de los pendientes es horrible, en vez de agujeros tienen lineas verticales.Mucho peor para aquellas que pasearon ostensiblemente grandes, brillantes y pesados pendientes… con el tiempo lo pagan: aquellos agujeritos redondos son ahora líneas verticales.
¡Quiero una crema para las orejas! Puedo encontrar todo tipo de cremas para el cutis: antiojeras, antimanchas, anticaída de los pómulos, antiarrugas, hidratantes, tonificantes, antiflacidez del contorno de ojos… adecuadas para todo tipo de pieles. Pero no puedo encontrar ni una sola crema que reafirme la silueta orejil, y mucho menos la adecuada a los distintos tipos de orejas. ¿Por qué? No lo entiendo. Es un mercado en el que no se ha penetrado. Si no nos ponemos de lleno en ello, las demás inversiones que hagamos para reducir nuestra edad caerán en saco roto.
He dicho.

viernes, 24 de julio de 2009

EL PASO DE OSORNO

Me había gustado mucho el paso andino entre Santiago de Chile y Mendoza, pero este. Uf! este es precioso. El autocar se para en mitad de la cordillera, en medio de las dos fronteras. Entre Puerto Montt y Bariloche. El lugar es hermoso: bosques de nothofagus siempre verdes, grupos de bambú por aquí y por allá, un rio que cae entre las rocas... Durante la más de media hora de parada he leido un poco; he escrito sobre una posible editorial de libros de divulgación científica; he bajado del autobús; he visto como trabajaban en la reparación del autocar los chóferes y he hecho fotos del paisaje. Una señora de unos 50 años está cada vez más enfadada y levanta cada vez más la voz.
-¿Qué sucede? -Lo pregunta en un tono que requiere que alguien le conteste con la finalidad de encontar un aliado en su guerra contra el reatardo.

-Creo que se ha roto un manguito de gasolina. -Le digo intentando aparentar que domino el vocabulario.
-¿Y tiene solución? -Está enojada pero me he propuesto hacerla sonreir.
-En esta vida todo tiene solución menos la muerte. -Una mujer que está a su lado sonrie, pero ella no.
-¿
Pero lo podrá arreglar? Estamos en un lugar que no pasa nadie.
-
Bueno, al menos tiene las manos manchadas. -Las sonrisas a su alrededor son notorias pero ella no se baja del burro.
-
Podemos estar aquí dos horas más y llegar tarde a Barriloche.
Sigo sonriendo, me intento mostrar seductor.
-Estas cosas hay que arreglarlas bien. ¿No querrá que lo arreglen mal y tengamos un disgusto. Además, así nos podemos conocer más.
Ha sonreido. Al fin.

miércoles, 3 de junio de 2009

MIRANDO EL PASADO

Nos encontramos por casualidad en la estación de tren.
Eramos compañeros, vecinos o amigos cuando teníamos unos 17 años.
Se creo un grupo al cual nunca me sentí involucrado.
Le perdí la pista cuando tenía unos veinte años.
Hace 30 años.
Hace 4 o 5 me lo encontré en una piscina y nos reconocimos.
Y el otro día lo encontré en la estación.
Quedamos que quedariamos.
Hoy hemos quedado.
Es la persona que sin ser familia conozco hace más tiempo.
Me ha contado cosas y más cosas.
De alguna gente del grupo (de la que apenas recuerdo)
Uno ha muerto hace poco. A él le ha afectado bastante. 
Yo apenas le visualizo: algo alto, algo gordo... Tenía un 600 verde de la empresa. El único del grupo que tenía coche.
Me ha asegurado que está muy contento de verme,
que nos hemos de ver más
le he dicho que si,
sinceramente,
pero al despedirnos he tenido la sensación que no pasaría nada si no nos viésemos en los próximos 30 años.

sábado, 30 de mayo de 2009

BONOLOTO

Un hombre de unos 7o años, pelo ralo con un audífono sin patilla pide al encargado de la lotería, un hombre de unos cincuenta y muchos, una bonoloto.
-¿De cuanto? ¿De dos lineas?
-Sí. -Contesta el hombre. Mientras el otro teclea la demanda este vuelve a hablar- ¿Le dije que murió mi mujer-.
-Sí. -Contesta el encargado. Le entrega el bonoloto. -Debe estar muy solito ahora.
-Un poco. Mis hijas vienen de vez en cuando. -Da el dinero, se guarda el boleto y se va.
-Un momento, -le indica el encargado- me está robando -dice con un tono que es falsamente serio. -Faltan 50 céntimos.
-Ay, perdone. -Saca otra vez el monedero. -Es que me he equivocado. La tenía puesta en otro sitio.
-A mí también me pasa. -Le tranquiliza el encargado- Con las prisas pongo mal las monedas y después me equivoco.

lunes, 4 de mayo de 2009

MIEDOS EN EL EIXAMPLE

En la granja donde desayuno una de las empleadas está mirando, con cara de pocos amigos, hacia afuera. Le pregunto si pasa algo y me contesta, señalándome a una joven que está detrás suyo, que ese negro de fuera estaba molestando a la chica y que ella, asustada, se ha metido en el local. No se atreve a salir. Me ofrezco a acompañarla a su casa. La empleada le asegura que soy de confianza (¡si supiera!). Salimos y el causante del miedo está hablando por el móvil de manera animada. La chica pasa sin atreverse a mirarlo. Debe tener unos veinte años, es alta, rubia y, todo hay que decirlo, sobrecargada de peso. Le pregunto mientras andamos si le ha molestado, ella dice que no, que le ha dicho algo y que no le ha entendido pero que ha tenido miedo y eso ha hecho que se metiese en el local. Le digo que en un domingo soleado casi al mediodía en mitad del eixample le podría haber contestado que no la molestase. Cuando lo acabo de decir me doy cuenta que es un consejo estúpido. Ella insiste en el miedo. Además, esta gente, argumenta,  no sabes como puede responder. En la esquina se encuentra a unos conocidos. La dejo en buenas manos y vuelvo a la granja.

sábado, 25 de abril de 2009

RAMBLEANDO

Dos mujeres bajan por la Rambla. Una debe tener unos veintipocos y la otra le dobla la edad. La primera acaba una frase:
-... me gusta.
-Te tengo dicho que te busques a uno del país.

jueves, 2 de abril de 2009

LA GENTE SE ABURRE

Estoy recogiendo piedras en el jardín del hotel y viene un hombre mayor.
-Buenos días. Es bonito este hotel
-Gracias.
-¿Hay plazas?
-En recepción le darán información.
-¿Son de aquí los dueños?
-No lo sé. Yo solo trabajo.
-¿De dónde es usted?
-De Barcelona
-Barcelona es muy bonita. He estado varias veces y es muy bonita.
-Gracias (Sigo recogiendo piedras para dar a entender que la comunciación se ha acabado).
Estoy sembrando. He mezclado arena con semillas y las voy dispersando por los canteros. Una pareja mayor se acerca.
-Se nota que sabe este oficio, está bien mezcladas (hace apenas una hora he medio aprendido a hacerlo). Yo este hotel lo he visto crecer. -Sigue a lo suyo. -Es muy bonito. Muy bien cuidado los detalles. 
Como miro el suelo y no doy respuestas se despiden y se van. Al poco y como si fuese una obra de teatro y se fuesen turnando los personajes aparecen por el foro dos señoras con el calificativo de ancianas que visten con elegancia.
-Buenos días. ¿Es de los Valero este hotel?
-Pues no lo sé, pero creo que no.
-¿Van a hacer un campo de golf?
-Lo ignoro.

viernes, 6 de febrero de 2009

EN EL ASCENSOR

Se está cerrando el amplio ascensor cuando un hombre joven con chupa de cuero y barba cuidada de 5 días intenta entrar. La mujer, joven, que se encuentra al lado de los mandos los toca y la puerta se abre. El hombre da las gracias pero el ascensor sigue con las puertas abiertas.  Una mujer de unos 70 años, con bastantes kilos de más y con un abrigo de pequeños cuadros blancos y negros, se queja de que han tocado lo que no debían. La mujer joven señala los dos triángulos que se juntan por el vértice y se justifica diciendo que ha tocado el que se abran las puertas. El joven interviene y le pregunta que tocaría ella. La señora mayor mira al frente y no responde. Las puertas se cierran y baja el ascensor. EL joven con afán pedagógico le señala que ese es el botón de cerrar. La señora sin dignarse mirarles comenta:
-Los jóvenes sois muy listos. A ver si os pensáis que estoy gaga.
Los jóvenes, yo me mantengo al margen, se defienden asegurando que no querían decir eso. Pero ya hemos llegado abajo y el ascensor abre la puerta. La señora sale primero y dice, mirando al tendido:
-Adiós, premios nóbeles.
Los jóvenes se quedan atónitos medio riendo y medio asombrados y me buscan para que me una a ellos en el desconcierto. 
-Vaya mala baba que guarda la señora, -asegura el joven.
Yo sonrío y salgo a la calle.