martes, 21 de agosto de 2012

PEDAGOGIA EN EL ASCENSOR

Entrando en el ascensor del supermercado mi hija pequeña decide que no quiere meterse. Dentro hay una madre con su hijo de unos nueve años, ligeramente gordito, con gafas y cara de buen chaval que esperan.  Al final la cojo en brazos y la entro.  Me justifico delante de la madre por la espera:
-Es que tiene un carácter...
-Es  normal, -responde- son así, lo que pasa es que hay que educarlos desde pequeños. No hay que pensar -y señala a mi hija- que por que son pequeños no importa. Se educa siempre.
Yo asiento.
La madre no dice nada más, pero al abrirse la puerta y salir a la calle tomamos la misma dirección y vuelve a tomar la conversación.
-Ahora son diferentes que en nuestra época. Son más nerviosos. Hay que controlarles. Si les gusta la televisión hay que dejársela ver cuando han hecho lo que tienen que hacer.
Yo no digo nada, aparte de agradecerla, silenciosamente, en que me incluya en su grupo de edad. No sé muy bien como intervenir.
-He descubierto que le va bien el agua con gas. -Me enseña la bolsa del super y efectivamente hay cuatro o cinco botellas de Vichy Catalan. -Desde que le doy agua con gas está más tranquilo.
-Curioso -afirmo entre sorprendido e incrédulo-
-Es por los minerales que lleva.
-Litio -Dice por primera vez el chaval.
-Sí, -dice la madre- por los minerales. Pruebalo.
-Lo haré - digo mientras nos separamos.