viernes, 23 de mayo de 2008

PROPIOPERCEPCIÓN

Liliana tiene una edad ambivalente, para mi es joven, pero para ella es la edad crucial donde uno se pregunta, juzga su pasado y ve entre tinieblas su futuro. Cuando uno hace balance de su vida anterior es que las cosas no van bien. Un divorcio, una relación mal acabada y un trabajo que no le gusta. Requisitos que cumple la mayoría de la población entre los 25 y los 64 años. Se examina con la capacidad y rigor de un entomólogo para descubrir y anticipar los estragos que le vendrán con la edad. Yo no se los veo pero ella aprecia en ligeros pliegues, valles; en ligeros cambios de color de la piel, manchas visibles desde el meteosat; en cierta perdida de turgencia de sus senos, la gravedad de un agujero negro. Yo le digo, y además estoy convencido, de que este año conocerá a un príncipe azul (al menos hasta que se destiña) pero ella se ve muy patito feo y muy insegura por sus fracasos afectivos, y en esto la corporación dermoestética aún no llega. Tiene 35 años y hace balance. ¿Y quien no?

sábado, 17 de mayo de 2008

AISLADOS

Es un bar de barrio. Algo oscuro y algo pasado de moda sin llegar a tener la categoría de antiguo. Desayuno leyendo de manera obsesiva el diario y de vez en cuando, como cuando bebo un sorbo de café con leche o espatarro el croissant, conecto con el mundo exterior. Hay algo que me llama la atención en la pareja que tengo delante. Sigo leyendo. Cuando vuelvo a levantar la cabeza me fijo en ellos. Deben tener cuarenta y muchos. No son jóvenes pero tienen cierta energia, cierto secreto que los hace parecer. Sentados de espaldas a la calle, están muy cerca, casi susurrándose las palabras, de vez en cuando se enzarzan en un beso inacabable. Y siguen así de cerca hasta que se van. El mundo que les rodea no existe.
Durante tres días los veo allí, en esa mesa con su paquete de tabaco Nobel y su San Miguel.

miércoles, 14 de mayo de 2008

EN UN VAGON SALIENDO DE TERRASSA

Dos recién llegados a los veinte años. Uno lleva un polo azul y unas bermudas beig. El otro pelo corto con flequillo, camiseta negra y chaqueta vaquera con gafas de sol tipo matrix. El primero está sentado en su asiento, el otro recostado entre el suyo y el de al lado.
-No, no es lo mismo caminar que ir en bici.
-A efectos de translación rectilínea es lo mismo.
-Tu lo que crees es que la velocidad angular se va a mantener constante...
-¿Pero por qué me hablas de giros?
Al cabo de un par de minutos el de la chaqueta vaquera cambia de tercio.
-¿Has leído dinámica para gilipollas?
-No, ¿las escrito tú?
-No, pero me estoy replanteando tener un amigo.

domingo, 4 de mayo de 2008

CUESTIONES ARQUITECTÓNICAS Y ÉTICAS

En un local me ofrecen dulce de batata y una bebida.
-Es típica de Tucumán, me dice un hombre con ligeros rasgos andinos y algo de papada. Ante mis dudas insiste.
-Usted pruébelo.
Bebo un liquido enrojecido con una textura que no me convence.
-Es sangria -reconozco asombrado.
-Es típica de Tucuman. ¿Conoces la catedral? ¿No? Ves a verla, según mi padre es la mejor de Sudamérica, está el Cristo de los Milagros, pídele lo que quieras.
-¿Hay libro de reclamaciones si no cumple?
Sonríe.
-Cumple todo, -afirma sin deje de ironía.
Voy a verla, realmente es bonita, entre beig claro y un rosa pálido. Al lado está el Banco de Salta. Sé que está prohibido por no sé que cuestiones morales pero el arquitecto y el funcionario que autorizo la construcción de este engendro al lado de la catedral habría que ejecutarlos.

sábado, 3 de mayo de 2008

LAS ATADURAS

Patricia tiene 35 años. Es grandota, de cara agraciada y algo bajita. Tiene unos ojos verdes muy definidos y bonitos. Se acaba de separar de su marido, un tetraplejico. Es el amor de su vida pero no puede soportar sus celos. Ahora está viajando sola por el norte, distanciándose, pero piensa en él. En volver. En esas pequeñas cosas que nos atan y que nos cuesta dios y ayuda deshacerlas.

viernes, 2 de mayo de 2008

EL CONTRAMAESTRE

Daniel es maestre, en los barcos grandes me informa que se denomina contramaestre. Es el que se encarga de organizar, distribuir, recoger y entregar toda la mercancía de la embarcación. No es fácil. En este barco que viaja por el Amazonas y que para continuamente para cargar y descargar mercancías significa que si no la acepta se pierde dinero pero si la acepta y hay problemas es su absoluta culpa. De hecho está pagando, a plazos, un material que desapareció en un anterior viaje. Es el único de la tripulación que viste de uniforme, al menos cuando zarpamos. Es delgado, cobrizo y fibroso. Tiene 53 años y si hubiera que definirle con una palabra sería la de pausado. Si tuviera que buscar otra sería la de profesional. No hace mucho que se ha vuelto a casar, me imagino que su esposa es joven y guapa Tiene dos hijos con ella. El más pequeño, de dos años, jugando se ha clavado un clavo en el ojo, dañando la córnea. Solo cuando profundizas en la conversación te das cuenta de su angustia al no tener medios para poder pagar un oftalmólogo. Hablando de otras cosas, a él, si tuviera tiempo y dinero, lo que realmente le gustaría es diseñar y hacer zapatos de señora.