sábado, 17 de mayo de 2008

AISLADOS

Es un bar de barrio. Algo oscuro y algo pasado de moda sin llegar a tener la categoría de antiguo. Desayuno leyendo de manera obsesiva el diario y de vez en cuando, como cuando bebo un sorbo de café con leche o espatarro el croissant, conecto con el mundo exterior. Hay algo que me llama la atención en la pareja que tengo delante. Sigo leyendo. Cuando vuelvo a levantar la cabeza me fijo en ellos. Deben tener cuarenta y muchos. No son jóvenes pero tienen cierta energia, cierto secreto que los hace parecer. Sentados de espaldas a la calle, están muy cerca, casi susurrándose las palabras, de vez en cuando se enzarzan en un beso inacabable. Y siguen así de cerca hasta que se van. El mundo que les rodea no existe.
Durante tres días los veo allí, en esa mesa con su paquete de tabaco Nobel y su San Miguel.

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