viernes, 7 de septiembre de 2007

AMORES EXTRANJEROS

Mon es rubia y tiene color, bueno, desprende color.
Hace unos años era gris. Todo ayudaba: un trabajo ni bien pagado ni reconocido. Un noviazgo sin alicientes, cansino y que se había ido deslizando en encuentros rutinarios. Un futuro sin perspectivas...
Pero hubo cambios. Ascendió en responsabilidad y sueldo en una nueva empresa y un buen día conoció a un compañero de trabajo, joven, extranjero y atractivo que vivía en un país más o menos lejano.
Se enrrollaron.
Él, pero, vivia con su pareja.
Y no quería dejarla.
Decía que su pareja le daba un 80% pero que Mon le daba un 20% del que ni podía ni quería desprenderse.
Durante un tiempo se vieron pocas veces, con las horas contadas y con el añadido del secreto.
A cambio se hicieron expertos en el sexo cibernético.
Hasta que un día a él le llego una factura muy elevada de la telefónica de su país.
Ella, por si no lo he dicho antes, estaba colgada de él, pero esto era unilateral. Como pasa casi siempre.
Él, después de cada encuentro, proponía acabar con la relacion. Le decía a ella que se buscase un novio.
La cosa se enfrió.
Se matriculo en la facultad y a pesar de que habían pasado muchos muchos años de que había dejado los estudios obtenia buenas notas.
Pasó el tiempo y apareció otro extranjero que sin ser compañero de trabajo era joven y atractivo y vivía en un país más o menos lejano.
Se enamoró y esta vez fue correspondida.
Hizo un viaje por el mundo mundial y descubrió que le gustaba.
Un buen día le llamo por teléfono el compañero de trabajo joven, atractivo y bla bla bla.
Había dejado a su pareja.
Quería venir a España y vivir con ella.
Ella le dijo que tenía que irse a tomar un café. Cuando volvió al cabo de 20 minutos le habló de un tema de trabajo y después colgó.
La historia es tan mala que parece un cuento inventado y con moraleja.

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