viernes, 7 de diciembre de 2007

EL FILODENDRO

Fernando con su mujer y sus dos hijos preadolescentes están de viaje de turismo. Hasta el corralito era un ingeniero bien colocado en una multinacional que viajaba por el mundo supervisando equipos instalados por su empresa. Con la crisis la empresa suprimió toda la sección donde trabajaba. Montó una empresa con otros compañeros y va tirando. Se siente acompañado por su mujer y sus dos hijos, inteligentes, educados, el pequeño es el campeón de ajedrez de su escuela. La culpa, dice cuando hablamos de la situación del país, es de los políticos. Caminamos por un sendero, el guía nos enseña una epifita, un filodendro que esta enganchado a un árbol. Es la oreja de elefante, dice. Alguien comenta que no se parece mucho a una oreja de elefante, es lógico, respondo, porque en Argentina no hay elefantes.

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