miércoles, 2 de julio de 2008

CAMBIOS

Me la encuentro camino del ascensor. Está como siempre: guapa, rubia y despampanante. La mirada algo tristona, lo que no la sienta mal.
-¿Cómo estás?
-Regulín. Me han pasado algunas cosas. ¿y tú?
-Bien, también me han pasado algunas cosas. Pero ¿estás bien?
-Me he divorciado. Bueno, mi marido me ha dejado. Se fue a Alemania y se ha casado con una sudamericana. Una se casa para tener una familia y se acaba todo. Doce años para nada.
-Vaya.
-He estado con algo de depresión y además, aquí -y su voz se vuelve confidencial- también tengo problemas. Hay gente que ha entrado después que yo y ganan más. Pero ¿y tú?
-Yo he estado un año por ahí.
-¿De sabático? Has dicho: ¡Iros todos a la mierda!
-No, dije: Hasta luego.
-La vida puede cambiar mucho.
-Sí. A mí me ha cambiado bastante: He tenido una hija.
-¡Una hija!
-Sí, y dentro de poco me caso... con una brasileña. -Ella que está aguantado con un dedo el mantener la puerta abierta del ascensor lo deja ir. Levanta la mano hacia el techo y dice, a modo de despedida.
-¡No jodas!

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