Ahora está en el paro.
Hace cursos para reciclarse.
Estudia català a pesar de que sus apellidos son catalanes desde Guifré el Pilós.
Me comenta que hay extranjeros que hablan muy bien elcatalà, que lo escriben mejor que él.
Le aseguro que a estos extranjeros hay que expulsarlos del país.
Que solo hay que permitir que vivan aquí los que hablen peor que nosotros.
Responde que no hay derecho, que él que paga sus impuestos desde hace 30 años, y que los extranjeros que están en su clase tienen la piscina gratis por estar en el paro.
A él, en cambio, que también está en el paro y que ha pagado la cuota desde siempre, no le hacen descuento. "Es que los extranjeros se las saben todas", afirma.
Noto que piso terreno resbaladizo y sonrío, miro la hora y me despido.
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